Fuente: Joaquín Pérez – Resumen.cl

En años anteriores, el acto estuvo centrado en la prisión política que vivieron las mujeres o en la violencia política sexual de la dictadura. Este 2024, el emotivo acto consistió en homenajear a mujeres de la zona que desde los más diversos ámbitos y militancias resistieron a la dictadura militar.

El pasado sábado 9 de marzo, en el ex centro clandestino de detención y torturas de El Morro, actual Sitio de memoria y Monumento Histórico, la Mutual Bautista van Schouwen Vasey efectuó su ya tradicional acto de homenaje a las mujeres luchadoras. Fueron quince las mujeres homenajeadas, tres de ellas recientemente fallecidas:

María Inés Godoy, militante demócrata cristiana, madre de tres hijos, fue una solidaria permanente hacia los familiares de Detenidos Desaparecidos, Presos Políticos, relegados y perseguidos.  Ella y los trabajadores de su funeraria (La Paz) estuvieron presentes cuando se descubrían los cuerpos de los Detenidos Desaparecidos, por ejemplo, como los de Laja y San Rosendo, o en los casos de compañeros ejecutados en la zona como Víctor Hugo Huerta o Iris Vega Bizama entre tantos otros. Fue parte de la creación del Movimiento de Mujeres Independientes (MMI) de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, junto a Jorge Barudi, Luz Sobrino, Brisolia Herrera, entre otras y otros.

Griznery Sepulveda Robles, trabajadora del hospital de Lota, detenida el mismo día del Golpe, por compromiso político, fue prisionera del estadio regional e Isla Quiriquina. Al momento de caer en las garras de la dictadura, tenía un bebe pequeño, el dolor de poder amamantar a su hijo Pablo la marcó profundamente.  Muchas de las compañeras recuerdan que ella las acogió con ternura en los centros de tortura, donde vivieron tantas situaciones de dolor y de violencia política sexual. Con su risa siempre relataba: “me gané todas las medallas que nos daba la dictadura: Prisionera política, torturada, exiliada, esposa de detenido desaparecido (Eulogio Fritz M.)”. Retornó del exilio en Hungría en 1988. Desde esa fecha hasta el 2018 se abocó al trabajo de creación de organizaciones de ex prisioneros y prisioneras políticas de las provincias de Concepción, Arauco, ‘uble. Motivó a la formación de grupos de mujeres para el trabajo de memoria en Coelemu y Concepción.

Marina del Carmen Gómez Chávez: pobladora del campamento Lenin de Talcahuano, miliciana y actriz popular, aportó al movimiento político, social y cultural.  Tenía apenas 24 y un pequeño hijo (Fernando) cuando fue parte de la toma de Lenin, durante la dictadura fue parte activa de la resistencia política y cultura. Siempre guardó la tristeza de la muerte de su familia en exilio, sin poder retornar a Chile.

Hasta el Sitio de Memoria el Morro llegaron todo el resto de las homenajeadas. Doce mujeres, acompañadas de hijos o hijas, nietos y nietas, todas de larga trayectoria en la lucha social, política o de los Derechos Humanos.

La primera en ser homenajeada fue Imilse del Carmen Contreras Álvarez, dirigenta de la Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular (Anecap) y después del Sindicato de Trabajadoras de Casas Particulares.  Durante la dictadura, junto con «La Tita» de Agüita de la Perdiz, generó comedores para alimentar a estudiantes, en aquellos años en que se borraron todos los beneficios estudiantiles. Imilse fue parte de la creación del Movimiento de Mujeres Independientes (MMI), una organización de mujeres de izquierda que ocupó esa fachada para simular que no pertenecían a ningún partido político. Contreras se hizo conocida a nivel nacional, por su participación, a pesar de su avanzada edad, en las marchas de NO+AFP.

Tras ella fueron homenajeadas Ester Araneda Gallardo, militante del Partido Comunista, histórica dirigenta de la agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción. Ester ya había sido homenajeada en este mismo acto en 2023, por su incansable labor en la lucha por la búsqueda de nuestros desaparecidos y la exigencia de verdad y justicia.

María Luz Toro Rodríguez, viuda, dos hijos, uno de ellos (Yuri) ejecutado político en los gobiernos post dictadura, ex militante del MIR, dirigente poblacional de Hualpén, participó activamente en el Comité de defensa de los derechos de la Mujer (CODEM). “Junto con otras compañeras, organizamos a las mujeres en la población, en ollas comunes, en talleres, en fin…hasta los comités de allegados, había tanto que hacer, había una gama de organizaciones, crear poder popular, pero aparte de eso también nosotros como miristas nos juntábamos con las otras organizaciones para coordinar en el territorio la lucha contra la dictadura”.

Eladia Rodrigues Luna nacida el 18 febrero 1935, en Cañete, fue la única sobreviviente del grupo de mujeres que se reunía en casa de Irene Romero y que conformaron el Comité de Mujeres Contra el Exilio Javiera Carrera, organización que convocó a las primeras marchas contra la dictadura en concepción en la década de los 70. Militante socialista desde 1956, representó a las mujeres socialistas en el Congreso Latinoamericano de la UNCTAD III, trabajó en la Coordinación Nacional de la campaña de Salvador Allende en 1970. Tras el golpe vivió la detención de sus hijos y tuvo que vivir en la clandestinidad.

Olimpia Fernanda Riveros Ravelo, penquista por adopción, militante y dirigente del Partido Comunista, hermana de Gabriel Octavio Riveros Ravelo, militante del MIR ejecutado político en dictadura. Estudió Pedagogía en Castellano en la Universidad de Concepción gracias a una beca. Ejerció la docencia en el Liceo N°3 de Lorenzo Arenas, donde permaneció por 21 años, hasta la exoneración política durante la dictadura. Participó en la directiva provincial de la AGECH (Asociación Gremial de Educadores de Chile), organización de la que se dotaron los profesores de izquierda para resistir la destrucción de la educación pública iniciada en dictadura.

En los 90 fue dirigente regional y nacional del Colegio de Profesores y profesoras, actualmente, se desempeña como concejala de Concepción.

Lily Ester Rivas Labbé, profesora de Historia, ex prisionera política, estuvo en cuatro campos de concentración. Fue una de las últimas de las mujeres fundadoras del del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, en nuestra zona.  Tras su expulsión del país, en el exilio, dio testimonio público en el Palacio de las Convenciones en Bruselas en 1976, llamado Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, que fue una actividad promovida por las activistas internacionales, para poner en la agenda de la ONU y de los gobiernos de esa época la situación de menoscabo, de discriminación, violencias y crímenes que se practicaban y practican contra las mujeres en nombre de la cultura, de la naturaleza.  Retornada a Chile, crea junto a otras compañeras el Instituto de la Mujer en Concepción y en el Centro de la Memoria “La Monche”.

Silvia Pérez Garcés. En 1974, trabajando en la librería de la Universidad de Concepción, conoció a Imilse y a la Tita, de aula cero, les daba almuerzos a estudiantes universitarios necesitados, tratando de generar politización en los mismos. Ahí crearon el MMI (1978), reuniéndose en el segundo piso de la funeraria La Paz, con Inesita Imilse, Nelly, Olivia, Luz María y varias más. Fue parte de la Comisión DDHH de Concepción, donde empezaron a llegar otras organizaciones de mujeres, con ellas formaron la Coordinadora de Mujeres de la Provincia de Concepción. En 1989, aun en dictadura, esta comisión organizó el Congreso Nacional de Mujeres, donde llegaron mujeres de varias regiones en un clima de unidad, con el único objetivo de derrotar la dictadura. Es integrante del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo desde 1984.

María Cristina Yáñez Vega, siendo muy joven ingresa al MMI, ahí conoce la Comisión Chilena de DDHH y desde ahí participa en actividades de denuncia, difusión y apoyo a las víctimas de la dictadura. Participó en la  creación de la Coordinadora de Mujeres, en la organización del primer encuentro nacional de mujeres realizado en Hualpén y en la planificación del encuentro feminista realizado en Concepción. Participa del movimiento contra la tortura Sebastián Acevedo.

María Luisa Burgos Muñoz, militante del Partido Demócrata Cristiano e integrante de muchas organizaciones de mujeres de la calle, en defensa de los Derechos Humanos. Trabajó en Telégrafos del Estado antes del Golpe, luego de este, en la Pontificia Universidad Católica de Chile, sede Talcahuano. Fue dirigenta sindical de la misma y posteriormente de la CUT.

Nancy Elosia Burgos Barriga, profesora normalista de 88 años de edad. Es miembro y fundadora de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos de Concepción. Junto con la crianza de sus hijas y su labor docente, dedicó su vida a la denuncia de las vulneraciones de los Derechos Humanos ocurridas durante la dictadura militar y, especialmente, a buscar a su compañero: el profesor Juan Heredia Olivares, dirigente de las JAP detenido el 16 de septiembre de 1973 en Los Ángeles.

Julia González, de 89 años de edad, recientemente nombrada hija ilustre de la comuna de Coronel (2023), es una gran luchadora en la resistencia a la dictadura de la ex comuna minera de Coronel. Hija de dirigente minero, enviado por Recabarren desde las salitreras a la zona del carbón.  Destacó durante la dictadura por su apoyo a las prisioneras políticas de la cárcel de Coronel, de enlace con los presos de la penitencia de Concepción y el apoyo al trabajo social y político desarrollado en Coronel durante el mismo periodo. En su casa funcionó por años una biblioteca popular, estando siempre presente en la organización y en la lucha del pueblo minero.

Rosa Constanzo Vera, nacida el 6 de octubre de 1941, desde muy joven fue parte del movimiento estudiantil, los trabajos voluntarios, la alfabetización en las poblaciones o zonas rurales y mapuche como Lumaco. Efectuó la misma labor en los cerros de Talcahuano como profesora, bajo el gobierno de Salvador Allende. Tras el Golpe, su hermano José Constanzo Vera, dirigente sindical de Huachipato, fue detenido y asesinado en el Fuerte Borgoño de Talcahuano. Durante la dictadura, Rosa realizó trabajo político clandestino como ayudista del MIR y la resistencia. Cuando su grupo de trabajo cae detenido, ella pasa a la clandestinidad. Más tarde se incorpora a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos junto a su madre y hermanas, participando del apoyo a los prisioneros y prisioneras políticas. Su casa siempre estuvo disponible como refugio o seguridad para los compañeros perseguidos.