La conmemoración del aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 ha ido asumiendo cada año diversas formas de manifestación, a veces con modos destructivos de bienes públicos de los sectores populares y otras haciendo de la memoria una fuente de renovación del compromiso con la verdad y la justicia.

Lo que sí ha marcado este día en nuestra historia, es el acento que el país ha asumido con el compromiso en defensa de los Derechos Ciudadanos. A pesar que los sectores de ultraderecha han pretendido olvidar el bombardeo a La Moneda y la auto inmolación del Presidente Salvador Allende, la mayoría de nuestra ciudadanía, al analizar las torturas y crímenes que se sucedieron en los años siguientes opinan que la existencia de detenidos desaparecidos constituyen una herida abierta que aflora en cada 11 de septiembre con una pregunta: ¿Dónde están?

Serpaj Chile, en diversos lugares del país, realiza en este día actos de homenaje al “Día de la Memoria”, invitándonos a reflexionar cómo fue posible ese aciago momento de nuestra historia. A decir verdad, es importante destacar esas tres debilidades de la nación chilena que configuran la esencia misma del virus  que hace posible el 11 d septiembre de 1973.

En primer lugar, constatar la influencia hegemónica con que EE.UU logró dominar la política y la institucionalidad  chilena, con el apoyo del empresariado. Cómo el aporte en dólares transformó a camioneros en mercenarios, cuya misión era arruinar la economía del país. Nos vendimos a la CIA y al Gobierno norteamericano.

La segunda debilidad nacional es la del Poder Judicial. Su vil sometimiento a la Junta Militar abdicando aplicar la legislación vigente y negándose en forma sistemática a aceptar la solicitud de los “recursos de fuerza” de los familiares de los  “desaparecidos”.

Una tercera debilidad que nos interpela como país es la “prensa embustera”, expresión de un sometimiento vergonzoso con que los medios de comunicación oficiales se sometieron al poder de la Dictadura para justificar  sus crímenes y asesinatos, tergiversando la verdad de lo acontecido.

 En este 11 de septiembre nos parece importante preguntarnos hasta qué  punto el espíritu de lucha del Sebastián Acevedo se mantiene  en defensa de una ética que proclame que los Derechos Humanos son inclaudicables.

Servicio Paz y Justicia

Serpaj  Chile